Para los practicantes del Antiguo Oficio, un pilar fundamental en èl, es la conexión con el Anima Mundi, sus espíritus, elementales, guías y ancestros en nuestro territorio.
Conectar con el Anima es disfrutar del amor con que nos regala sus mieles, sus flores, su salvaje sinfonía de colores y fragancias, que nos llevan al éxtasis y hace que nuestro cuerpo durante el enraizamiento se ondule de forma sensual, como lo es ella, haciendo que a su ritmo nos entremezclemos y conectemos con su esencia salvaje y liberadora.
Toda Bruja lleva dentro la Tierra Oscura y fértil, que son parte de su divinidad, sus semillas las mantenemos vivas e inmaculadas, y las protegemos con el misterio y secreto heredado de nuestras antiguas.
Cada practicante vivirá la experiencia del enraizamiento de forma individual y profunda, empezara a interactuar y sintonizar con su esencia de forma instintiva y dejara que su magia fluya a través de su cuerpo, sentirá las sutiles vibraciones que atravez de ella emanan para abrir las puertas a otras percepciones y otras realidades, según sea el trabajo encomendado, y el cual estará supervisado por los espíritus de la tierra y nuestros ancestros.
Para realizar el enraizamiento y conectar con el Alma del Anima, la iniciada debe prepararse para reclamar su territorio, evocara a los espíritus y sus ancestros, solicitara su permiso, procederá a la conexión con la oscuridad de la Tierra, y en este punto justo, realizara el enraizamiento, con la raíz o raíces que emanen de su cuerpo etèrico, las cuales serán las que le bajen al seno de la Señora para recibir sus enseñanzas.
Si eres una bruja recién despertada, estas en la obligación de autoregularte, conectarte, y equilibrarte con la que te sostiene en su seno, si así lo decides, sea tu bajada un respiro profundo de placer extático y liberación. Feliz reencuentro hermana.